Un grupo de investigadores ha alcanzado un logro destacado al recuperar la función del sentido del olfato en pacientes afectados por Covid persistente. Este avance se logró mediante un procedimiento novedoso, de aproximadamente diez minutos de duración, catalogado como «mínimamente invasivo» y guiado por imágenes, cuya presentación está programada para la próxima reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA).
La parosmia, una condición caracterizada por el mal funcionamiento del sentido del olfato, se presenta como un síntoma asociado al Covid-19. Aunque alrededor del 60% de los pacientes experimenta esta alteración, la mayoría logra recuperar la función olfativa. Sin embargo, para algunos pacientes con Covid persistente, este problema persiste durante meses o incluso años.
Adam C. Zoga, autor principal del estudio, destaca la creciente prevalencia y reconocimiento de la parosmia poscovid. Señala que los pacientes pueden desarrollar aversiones a alimentos y bebidas que solían disfrutar, subrayando la importancia de abordar esta situación de manera efectiva.
Además, la alteración en el sentido del olfato puede influir en la percepción de los olores, y algunos pacientes pueden experimentar fantosmia, una suerte de «alucinación olfativa» que les hace percibir olores inexistentes.
54 pacientes con Covid persistente
Para evaluar un posible tratamiento, el equipo de investigación se centró en los beneficios de bloquear los ganglios estrellados, parte del sistema nervioso autónomo que regula funciones involuntarias. Estos ganglios, ubicados a ambos lados del cuello, envían señales específicas a la cabeza, cuello, brazos y parte del tórax.
El bloqueo del ganglio estrellado se llevó a cabo mediante la inyección de un anestésico directamente en un lado del cuello para estimular el sistema nervioso autónomo regional. Este procedimiento, de menos de 10 minutos y sin necesidad de sedación ni analgesia, ha demostrado éxito variable en el tratamiento de diversas afecciones.
El estudio reclutó a 54 pacientes con parosmia postcovid que no respondieron a tratamientos convencionales, realizando un seguimiento detallado de 37 de ellos. A través de tomografías computarizadas, se administró la inyección en el ganglio estrellado, incluyendo una pequeña dosis de corticosteroide junto con el anestésico.
Aunque la segunda inyección no fue efectiva para aquellos que no respondieron a la primera, el 86% de los pacientes que experimentaron mejorías tras la primera inyección mostraron una mejora adicional con la inyección contralateral, sin que se registraran complicaciones ni efectos adversos.
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