Toda la verdad sobre la dopamina: del placer al equilibrio en tu cerebro

Las investigaciones científicas de la dopamina han aumentado sus publicaciones desde la década de los 60. El hablar de dicha hormona podría resultar oscuro, complejo y desconocido para muchos, pero de igual forma podría convertirse en un interesante tema de conversación.

Las funciones de la dopamina en el sistema nervioso central no solo se vinculan a la motivación y al placer, sino también a varias enfermedades como la esquizofrenia y el Parkinson, tal y como se ha demostrado en los numerosos estudios recientes de este neurotransmisor. En este artículo conoceremos qué es la dopamina, cuáles son sus funciones principales conocidas y algunas técnicas que logran aumentarla en nuestro sistema de manera natural, así como referencias del peligro que representa el tener un desequilibrio de esta sustancia.

La dopamina es la hormona que se introduce en el flujo sanguíneo, como lo hace la adrenalina, más relevante del sistema nervioso en los mamíferos. También conocido como neurotransmisor catecolaminérgico, ayuda en la regulación de funciones como la motivación, la afectividad, la emotividad, la comunicación neuroendocrina y la conducta motora.

Los investigadores españoles de esta hormona la definen como un “neurotransmisor involucrado en cualquier acción ejecutiva superior”, con presencia de sus receptores en casi todas las células del sistema inmunológico, en donde además ayuda a regular procesos como la activación de células T, la inflamación y la presentación de antígenos.

A pesar de que la dopamina actúa como neurotransmisor, también asiste como compuesto para mantener la homeostasis, la cual es la autorregulación que intenta equilibrar las propiedades y composiciones del organismo. De esta forma, las funciones de esta hormona son de gran amplitud y podría sorprender a muchos, pues influye desde la personalidad hasta la creatividad, pasando por la memoria y las propias funciones motoras, siendo necesario que intervenga incluso al despertarnos, para motivarnos a levantarnos de la cama.

Como ya sabemos, la dopamina se vincula al placer como una de sus funciones principales. Es ese olor de comida tan seductor que dispara sus niveles en la sangre, o cuando sentimos la posibilidad de ligar, nos da una recompensa para actuar reflejado en la motivación. La dopamina nos mueve a hacer cosas, ya sea por placer o por el impulso de mantener nuestro organismo equilibrado, incluyendo la faceta psicológica.

No obstante, si la dopamina se desequilibra, afecta negativamente las funciones descritas anteriormente. Un ejemplo de tal desequilibrio son los enfermos de Parkinson. “La enfermedad de Parkinson, resultante de la muerte de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, se caracteriza por síntomas motores, que incluyen temblores en reposo y dificultad para realizar movimientos”.

Aunado a esto, el desbalance dopaminérgico se relaciona a conductas adictivas de placer, con más consumo o intento de consumir, que podría inhibir los receptores de dopamina, desarrollando la tolerancia a la misma. Paradógicamente, sustancias como la nicotina o la cocaína incrementan el deseo, no el placer, y es por esto que el síndrome de abstinencia se desarrolla.

Haz actividades que disfrutes

Cada persona tiene actividades y aficiones que le motivan por el placer que le proporciona, aportan al equilibrio emocional y físico. Estas actividades de forma moderada aumentan los niveles de dopamina desde el momento en que llega el impulso de hacerlas.

No dejes el ejercicio, o empieza a hacerlo

El ejercicio físico otorga un «boom dopaminérgico» que resulta en el estado de bienestar que llega al terminar las sesiones deportivas. Sin importar el nivel de cansancio, la actividad física segrega dopamina.

Duerme lo necesario y suficiente

Dormir más de lo necesario compromete los niveles de dopamina, resultando en una sensación de cansancio o depresión. Por el contrario, dormir poco resulta en una segregación de dopamina en exceso que agota los niveles de la misma, resultando en una falta de concentración y coordinación motora. La clave es dormir lo necesario para que tu organismo tenga el equilibrio hormonal adecuado.

Escucha música

La música regenera las neuronas y cambia el desarrollo cerebral, ofrece una recompensa química que resulta en un placer instantáneo al fluir por nuestros oídos, aunque se trate de algún tema triste.

Deja a un lado conductas adictivas

La adicción a cualquier actividad o sustancia placentera resulta en lo contrario a lo que se busca, disminuyendo el placer a medida que la adicción crece, teniendo la necesidad de aumentar las dosis para sentir el placer buscado. Ten cuidado y no seas víctima de esto.