El Heraldo Digital ingresó a la Unidad de Policía Metropolitana Femenil y platicó con integrantes de la agrupación Ateneas, quienes narraron sus vivencias y cómo la violencia las atraviesa con o sin uniforme
Elisa Ramírez y Alfonso Sotelo
NACIONAL
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Es un lunes caluroso al oriente de la Ciudad de México, específicamente en la alcaldía Venustiano Carranza. Bajo la sombra, con el cabello recogido, una gran sonrisa y unos aretes de mariposas monarca, Reyna Susana Juárez Vázquez nos recibe en su lugar de trabajo para conversar.
“¡Hoy decreto que será un buen día, vámonos!”, es la frase con la que arranca a las 5:00 de la mañana la mujer de 30 años. Todos los días utiliza el transporte público de Guelatao a Balbuena. Además, Susana nos cuenta que una noche antes, para “ganarle tiempo al tiempo”, le prepara el lunch a sus dos hijos, Yunuen y Natalia, de 10 y 9 años respectivamente, quienes actualmente cursan la primaria.
Dos hijas de primaria son las que también tiene Carla Melania Díaz, de 32 años de edad. Luna y Aitana, junto con su mamá, recorren las calles de la colonia Balbuena para llegar temprano a la escuela de tiempo completo. En sus días de descanso, ella se levanta entre 6:30 y 7:00 de la mañana para prepararles el desayuno. “Nunca me olvido de mí, trato de constantemente hacer ejercicio y tener una buena condición, no te voy a mentir, entre desveladas, ser madre y padre al mismo tiempo, es difícil el ritmo de vida”, comenta.
Desde el templete de un auditorio platica con El Heraldo Digital, mientras nos muestra sus mejores pasos de baile entre carcajadas de sus compañeras. Usa lentes, tiene el cabello en chongo, ojos grandes y un piercing en la nariz. Ella acostumbra visitar en sus ratos libres el famoso salón de baile “Mambo Café”. Confiesa que su canción favorita es “Corazón de Acero”, salsa interpretada por el cantante de República Dominicana, Yiyo Sarante. “La música para mi es un escape, es una forma de liberarse del estrés”.
La pasión por el arte también corre por las venas de Susana, quien nos revela que se dedica al dibujo. Desde pintar en óleo, pasando por la acuarela, hasta los gises y lápices de colores. Uno de los últimos cuadros que hizo fue el de un águila, animal al que considera fuerte, ágil, veloz y grande, así como ella en el campo. “Los animales son seres limpios, que por instinto se apoyan, no buscan nada a cambio, considero que no son egoístas como los humanos”, señala.
Ambas mujeres comparten el mismo espacio de trabajo: son policías. Relatan que ingresaron a la Unidad de Policía Metropolitana (UPM) Femenil y pertenecen al cuerpo de Ateneas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), grupo táctico creado en 2019, integrado exclusivamente por mujeres.
De acuerdo con el Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2022, difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la cantidad de personal adscrito a las instituciones encargadas de la función de seguridad pública de las entidades federativas fue de 221 mil 281. Del total, 73.9 % fueron hombres y 26.1 % mujeres, es decir, en México existen 57 mil 824 mujeres policía. Destaca la Ciudad de México al concentrar la mayor cantidad de personal adscrito con 88 mil 386
Susana y Carla pertenecen al 14.5% de uniformados que cuentan con educación de licenciatura. El 49.7 % de los policías en México tienen la preparatoria como grado máximo de estudios, el 28.1% la secundaria, el 1.6% la primaria y el 0.5% presentan ningún grado escolar.
Hija de tigre pintita
Carla indica que proviene de un matrimonio de policías. Revela que fue una razón fuerte para unirse a las filas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). “El temor de que a mis papás les pudiera pasar algo estaba latente. Además, soy hija única, y para mi fue complicado porque ambos tenían jornadas muy extensas, siempre era difícil saber quién me iba a cuidar o incluso qué iba a comer”.
Se unió a la policía cuando tenía 21 años de edad, quería un trabajo estable, deseaba salvaguardar la integridad de la ciudadanía y romper con los estigmas que carga la corporación por parte de la sociedad civil.
La mujer residente de Iztapalapa tiene 8 años trabajando en Ateneas. Ella quería ser maestra de Educación Física, así que ingresó a la Escuela Superior de Educación Física (ESEF), pero no pudo terminarla debido a que en aquella época se embarazó de su primer hijo. “Los dolores y mareos provocaron que ya no asistiera, por lo que ya no pude darme de baja temporalmente”, comparte.
Susana tiene primas y tías como policías, pertenecientes a tránsito o sector. Al estar escuchando sus anécdotas, ella escogió también el camino de la autoridad. “Como niña, es increíble escuchar sus relatos, sus hazañas, se me hacían mujeres muy valientes”, sentenció la ahora estudiante de maestría en Educación.
Violencia de género y otros temores
La violencia de género, denuncian, las atraviesa con o sin uniforme. El hostigamiento callejero es un problema con el que lidian constantemente. “Nunca sobra el hombre que te falta el respeto y le adviertes que si continúa con esa actitud le puedes levantar una falta por acoso sexual”, relata.
De acuerdo con la encuesta de 2019, elaborada por la organización Causa en Común, titulada “¿Qué piensa la policía?”, donde se entrevistaron a 5 mil elementos estatales de México, 3 de cada 100 policías mujeres mencionaron haber sufrido o ser testigo de abuso sexual.
Susana, por su parte, confiesa que también ha sido víctima de acoso sexual, de toqueteos, comentarios y miradas lascivas. “Las vivencias que una tiene, te hace ser empática con todas las mujeres que van a marchar este 8 de marzo, porque no podemos ser indiferentes ante los casos de feminicidio o violencia. Yo marcharía, si no fuera policía, me gustaría salir y levantar la voz por lo que vivimos todas a diario”.
El 35% de las mujeres entrevistadas en dicha encuesta indicó que alguna de sus compañeras había recibido piropos, comentarios sobre su apariencia o de índole sexual.
La policía Juárez Vázquez confiesa que el miedo siempre estará presente en la profesión. Uno de los casos que más tiene presentes es cuando la enviaron a sus primeros operativos en la Ciudad de México. Ella recuerda que viajó hasta el sur de la capital, en la zona de Topilejo para auxiliar a sus compañeros que eran víctimas de un linchamiento. “Los bajaron de su jeep, los desarmaron y les comenzaron a lanzar piedras”, relata.
Disparos al aire, gritos de la población y un vehículo oficial destrozado. “Era un ambiente pesado, la gente se aglutina y no sabes cómo te van a recibir”, comenta Susana, quien en ese entonces llevaba siete meses en la SSC. Los uniformados fueron rescatados sanos y salvos, sin embargo, la historia vivirá en la memoria. “Sentí mucho miedo, porque fue la primera vez en la que participé en un evento grande, el sonido del ambiente es como si fuera un primer impacto”.
Para Carla, los operativos son “una moneda al aire”, pues nunca sabes qué es lo que vas a hacer. Las situaciones cambian y los uniformados tienen que seguir las órdenes. Puede ser desde una detención de narcomenudistas hasta un rescate de víctimas de secuestro. “Tengo que cuidar mi vida, porque alguien me espera en casa”.
Durante 2021, a nivel nacional, el personal fallecido adscrito a las instituciones de seguridad pública estatal fue de 945, de las cuales, 87.3 % fueron hombres y 12.7 %, mujeres. En ese mismo periodo de tiempo, 96 elementos fallecieron por homicidio doloso y 72 perdieron la vida en accidentes, según el Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2022.
Una policía en constante aprendizaje
En entrevista con El Heraldo Digital, Itzania Otero, directora de la Unidad de Policía Metropolitana Femenil y encargada del agrupamiento Ateneas, se dijo nerviosa para el 8M, pero también confiada en el trabajo de su equipo. Resaltó que, a diferencia del pasado, ahora tienen la valiosa oportunidad de dialogar con mujeres activistas, de que conozcan su trabajo y ganarse la confianza de las manifestantes.
El protocolo que se realizará en la manifestación tiene los siguientes puntos clave: el primero es que todas las mujeres uniformadas que participen, entre 3 mil o 4 mil, se encuentren identificadas, el segundo es que no haya detenciones, únicamente revisiones para disminuir los actos de violencia y el tercero, permitir la libre expresión durante la movilización.
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