Luego de la muerte de la reina Isabel II, se han revelado detalles de diversas joyas que pertenecen a la familia real y que ahora países que Reino Unido colonizó en el pasado, piden que sean devueltas.
Una de ellas es la Gran Estrella de África, que fue incrustada en el cetro soberano con cruz. Se trata de un diamante Collinan presentado para el rey Eduardo VII, en 1907.
Según la Royal Colecction Trust, el diamante fue encontrado en 1905 en una mina privada, en la entonces provincia africana de Transvaal.
El diamante tenía un peso de 3.106 quilates en su forma natural; el hallazgo original era del tamaño de un corazón humano, describe Royal Colecction Trust.
Origen del diamante de la Gran Estrella de África
La historia sobre el origen y la posesión de la joya inicia cuando fue adquirida por el gobierno sudafricano, que en esa entonces estaba bajo dominio británico, y se presentó al rey de ese momento, Eduardo VII como regalo de cumpleaños.
Según CNN, Everisto Benyera, un profesor de política africana explica que las transacciones coloniales son ilegítimas e inmorales y por lo tanto rechaza esa versión del origen.
“Recibir un diamante robado no exonera al receptor’’, argumenta el experto.
¿Qué hicieron con el diamante Cullinan?
El tesoro fue tallado en nueve piedras grandes y 96 pequeñas. La más grande de ellas fue bautizada como ‘La Gran Estrella de África’ por el rey Eduardo VII.
En 1911, el joyero de la Corona, Garrard, lo montó en el cetro del soberano que se había hecho para la coronación de Carlos II en 1661.
La gran estrella de África es tan grande que el cetro tuvo que ser reforzado para soportar su peso. Sin embargo, la estructura que sostiene el diamante tiene bisagras, por lo que la piedra se puede quitar y usar por separado si se desea, explica la Royal Colecction Trust.
La segunda piedra más grande que se talló fue nombrada ‘La Pequeña Estrella de África’ y se montó en la corona imperial.
Leigh-Ann Mathys, miembro de un partido político de la oposición sudafricana, acusó en CNN que las potencias coloniales británicas robaron sus tierras y se apropiaron de sus minas, cuando estas pertenecían a los pueblos nativos.
Mathys llamó a la repatriación del robo colonial, del cual formó parte la Gran Estrella de África, incrustada en el cetro real y que se ve en varias fotos de la reina Isabel II.
Algo similar pasó con el diamante Koh-i-noor, que fue incorporado como piedra central de la corona de Isabel Bowes-Lyon, la reina madre, quien era consorte del rey Jorge VI, padre de la princesa y después reina Isabel II.
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