Dicen por ahí que es de bien nacidos ser agradecidos. Bueno, pues eso no aplica para la estrella de la música, Luis Miguel, quien va por la vida sin reconocer a aquellos que le han dado la mano, han creído, apostado por él y su carrera, y a las pruebas me remito para sostener esta declaración. Veamos por qué lo digo.
Cuando fallece Jaime Camil Garza, quien fue como un padrino para Luis Miguel, pues le ayudó en una etapa muy importante en su vida de crecimiento y cuando rompe toda relación con su padre, ahí estuvo Camil para apoyarlo con consejos, contactos y amistad, bueno, pues ante la repentina muerte del señor Camil en Acapulco, la familia no recibió ni siquiera un mensaje de condolencia del astro de la música. Ya no se diga que fue, mandó un arreglo, le dedicó un concierto, una canción, aunque fuera un mensaje en sus redes sociales. Nada, como si Camil no hubiera existido.
Otro casi similar, o quizá peor aún, es el de don Armando Manzanero, compositor yucateco, genio, adelantado a su época que fue el encargado de producir el disco más exitoso de la historia de Luis Miguel, Romance. Este material es considerado, junto a Secretos, de José José, e Íntimamente, de Emmanuel, los álbumes más vendidos de México. Pues cuando murió Manzanero ni siquiera lo nombró, hagan de cuenta que había fallecido un total desconocido para él, sin importar nada de lo que le dio a ganar al intérprete. Mismo caso.
¿Y con Andrés García?, exactamente lo mismo. Muchos decían que Luis Miguel le decía papá al galán dominicano, pero no se supo nada de Micki, como le dicen sus amigos, durante toda su convalecencia ni, mucho menos, cuando murió, ni un arreglo floral ni un comentario, nada.
Esto viene a colación porque mucha gente pensó que se vería en Monterrey a Luis Miguel, pues don Carlos Bremer, importante empresario que los que saben aseguran que revivió la carrera de Luis Miguel al realizar una reestructura financiera que lo sacó del hoyo negro en el que se encontraba y ahora sea considerado un multimillonario. Pues no apareció, aunque a él sí le mandó una corona de flores a su velorio, menos mal.
No podemos asegurar nada sobre la vida de Luis Miguel, pues no lo conocemos, pero sí se nos hace muy extraño que no externe sus cariños, por lo menos no públicamente, y eso lo hace parecer un ingrato o un malagradecido.
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