
Durante la semana fuimos testigo del espectáculo de discursos en nuestra región norteamericana. Más allá del sensacionalismo, todos son dignos de análisis y nos anuncian que tal vez, nuestra región como la conocemos está a punto de cambiar.
Los tres países, México, Estados Unidos y Canadá, han atravesado en los últimos meses cambios políticos importantes que en gran medida son los responsables de esta nueva retórica.
Partiremos en esta ocasión de los hechos que generaron una respuesta en nuestro país y Canadá: las declaraciones de Donald Trump. Quién está a unos días de convertirse en el primer presidente en funciones de los Estados Unidos , tras recibir sentencia el día viernes en Nueva York, está buscando desesperadamente que se hable de algo que no sea ese asunto, por ello, ha lanzado dardos de tendencias imperialistas contra México y Canadá.
Para el primero mencionó que cambiaría el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, para el segundo, que podrían pasar a ser el estado #51 de los Estados Unidos.
Las respuestas no se hicieron esperar. Al día siguiente, nuestra presidenta mostró en su acostumbrada conferencia matutina, un mapa antiguo que denominaba a la parte del actual territorio estadounidense como “América Mexicana”, y mencionó que “suena bonito”. Más allá de decir si es el canal y la manera adecuada de responder a estas provocaciones infantiles desde la ignorancia, me gustaría puntualizar que el término, aunque antiguo, hoy tiene mucho sentido.
Sin ánimos de sonar imperialista, sino más bien observando la realidad intrínseca y amalgamada entre los dos países, la “América Mexicana” es una de las mejores maneras de definir la dinámica bilateral, una economía arrolladora que está aceitada por insumos mexicanos, los unos complementan a los otros de una manera muy particular y de una manera casi ya indivisible. La América que funciona gracias a la mano obra Mexicana.
La respuesta canadiense fue casi tan agresiva como la estadounidense, mencionando que no quieren formar parte de Estados Unidos pero que a California, Oregón y Washington si les gustaría formar parte de Canadá ofreciéndoles un verdadero sistema de salud gratuito.
Esto también marca un cambio de política, Canadá, quien siempre se ha caracterizado por un rol mediador y diplomático, sin entrar en controversias, en los últimos meses ha lanzado declaraciones incluso cuestionando nuestra presencia en el acuerdo de libre comercio en la región y ahora contra Estados Unidos.
No quiero sonar fatalista y decir que la región se desestabilizará por que es muy poco probable que suceda así, hay billones de dólares que se encargan de darle la firmeza necesaria, sin embargo, si es tiempo de que, particularmente la Cancillería mexicana, haciendo uso y gala de la gran diplomacia y experiencia que le ha dado tener como compañero de banca al “bully” de la región por tantos años, repiense como atajar la nueva realidad de la “América Mexicana.
POR: AZUL ETCHEVERRY
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@AZULETCHEVERRY
MAAZ
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