Son varios los síntomas que presenta este síndrome, incluyendo la preocupación excesiva, la tristeza y la soledad. Por fortuna hay estrategias que te ayudan a enfrentar mejor el momento en que tus hijos dejen tu hogar.
Uno de los mayores regalos de la vida puede ser el tener hijos, que de igual forma se pueden volver una preocupación para los padres, en especial cuando les llega el momento de independizarse.
Según datos de la Eurostat, el 64% de las personas entre 26 y 29 años en España viven con sus padres antes de salir del hogar, y es cuando el síndrome del nido vacío llega a los padres mediante una combinación de sentimientos marcados por la melancolía, la soledad, la sensación de pérdida de identidad de los padres y del abandono. Estos síntomas no aparecen necesariamente en todas las personas dependiendo del vínculo emocional entre padres e hijos.
Todos en algún momento emprendemos este camino de independencia que es una etapa natural de la vida, provocando en muchas ocasiones este síndrome que si bien podría ser pasajero, algunos padres experimentan dificultades para superarlo, especialmente aquellos con una fuerte dependencia emocional que incluso caen en depresión, soliendo afectar más a las mujeres que a los hombres.
Ante estas situaciones es importante entender que esta condición no es un signo de debilidad, sino una reacción natural a un cambio relevante en la dinámica familiar, puesto que se implican varios factores importantes como la reducción de responsabilidades, los cambios en el apoyo a los hijos, y el propio enfrentamiento a la vejez.
¿De qué manera se puede gestionar el síndrome del nido vacío?
A continuación te explicamos algunas claves para afrontarlo de la mejor manera.
Prepárate para el futuro: Enfrentar este síndrome de forma positiva es esencial para desarrollar una mentalidad que con serenidad acepte el hecho de que los hijos dejaran el hogar en algún momento. Para esto es necesario cultivar la inteligencia emocional, un conocimiento que facilita la comprensión de que es natural que los hijos se independicen, volviendo los sentimientos adversos pasajeros.
Mantén el vínculo afectivo: Aunque los hijos han cambiado de ubicación, el amor sigue prevaleciendo por medio de la comunicación constante, en donde la tecnología ayuda a mantener la conexión. Este vínculo se logra dejando por un lado cualquier resentimiento negativo, manteniendo una relación sin críticas y saludable.
Potencia tus habilidades. Cambiar los roles de padre como cuidador automáticamente proporciona una nueva etapa con más tiempo, la que se puede aprovechar para aprender algo nuevo, estudiar, o concretar algún sueño pendiente.
Renueva en pareja y fortalece amistades. Si aún hay amor en la pareja, inicia un gran momento para vivir un segundo noviazgo. Para los que están sin pareja es una oportunidad para explorar nuevas conexiones o disfrutar el tiempo a solas. De igual manera se puede enfocar en la vida social, fortaleciendo amistades pasadas o generando nuevas que enriquecen la vida,
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