Un estudio examina si el teletrabajo, con un jefe flexible, plazos extendidos y escasas presiones, tiene un impacto positivo en el empoderamiento de las mujeres.
La tendencia viral #lazygirljob surgió en mayo de 2023. Jóvenes mujeres comenzaron a promover trabajos que ofrecían beneficios como la posibilidad de trabajar desde casa, tener un jefe que permite plazos flexibles y pocas presiones, junto con un decente salario. Estos empleos incluían roles como, por poner algunos ejemplos, ejecutivo de marketing digital, gestor de cuentas y asociado de marketing. Según el Wall Street Journal, en tan solo dos meses, el término generó más de 18 millones de visitas en TikTok, captando la atención de los medios de comunicación.
El meme continúa siendo relevante hasta la fecha. Algunos sostienen que es una respuesta natural contra las expectativas laborales poco realistas, una variante de la idea de quiet quitting. Argumentan que esto causa empoderamiento en las mujeres. No obstante, según expertos en inclusión y equidad de género, la narrativa del «trabajo de chica vaga» podría socavar el respeto que han logrado con esfuerzo en el entorno laboral, perjudicándoles.
Elisa van Dam y Susan MacKenty Brady, del Instituto de Liderazgo Inclusivo de la Universidad Simmons, afirman en una entrevista exclusiva lo siguiente: «El meme del ‘trabajo de chica vaga’ implica que las mujeres no son ambiciosas. En realidad, la mayoría de las mujeres son ambiciosas, y también buscan que se satisfagan sus necesidades básicas. Esto incluye plazos y cargas de trabajo realistas, horarios razonables, buenos jefes, un trabajo significativo, etc.»
MacKenty Brady es la fundadora y directora general del Instituto, ocupando la cátedra Deloitte Ellen Gabriel sobre mujeres y liderazgo. Como especialista en el fomento de la responsabilidad, brinda enseñanzas a equipos directivos y a ejecutivos sobre la creación de culturas de alto rendimiento basadas en el respeto. Ha participado como consultora o ponente en más de 500 organizaciones a nivel mundial. Su trabajo más reciente, del cual fue coautora principal, es el mejor vendido del Wall Street Journal titulado Arrive & Thrive: 7 Essential Practices of Women Navigating Leadership.
En colaboración con MacKenty Brady, van Dam participa como coautora en The Inclusive Leader’s Playbook: The Work of the Inclusive Leader. Ella desempeña el cargo de vicepresidenta de alianzas e inclusión en el Instituto de Liderazgo Inclusivo de la Universidad Simmons, donde desarrolla programas innovadores destinados a ayuda a los líderes a cultivar culturas inclusivas y a promover la paridad de género.
¿Realmente refleja la tendencia del «trabajo de chica vaga» lo que las mujeres desean?
Según el reciente estudio Thriving at Work, la mayoría de las mujeres no están buscando empleos que se asocien con la pereza. Es el caso opuesto, buscan oportunidades para avanzar en sus organizaciones, siempre y cuando cuenten con la motivación y el respaldo adecuados.
Incluso, el 96% de las mujeres que formaron parte del estudio de Simmons indicaron que el crecimiento profesional era de suma importancia para ellas. Argumentan que cuando experimentan un crecimiento en sus carreras, se sienten más productivas, eficientes y más inclinadas a superar las expectativas en el ámbito laboral.
Las empresas tienen la capacidad de ser un factor determinante en el progreso o estancamiento de sus empleadas, según afirman MacKenty Brady y van Dam. Para contribuir positivamente, los líderes empresariales pueden fomentar un ambiente donde las empleadas se sientan autónomas, seguras para asumir desafíos y con acceso a oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Dado que la carga de trabajo abrumadora es mencionada como la principal barrera para el progreso de las mujeres, los directivos también pueden priorizar la disponibilidad de tiempo libre remunerado y las cargas laborales sostenibles.
«Para que las organizaciones apoyen a las mujeres a que den lo mejor de sí mismas es necesario el compromiso ejecutivo no solo con las políticas, sino también con las prácticas de gestión que permiten a las mujeres prosperar profesionalmente», explica Brandy durnate la entrevista, «Esto incluye un compromiso ejecutivo demostrado con prácticas culturales diseñadas pensando en las mujeres, que van desde las prestaciones sanitarias a la flexibilidad laboral. En ausencia de estas prácticas de gestión, las mujeres son menos propensas a prosperar profesionalmente».
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De acuerdo con las conclusiones del estudio, para que las mujeres maximicen sus posibilidades de avanzar en sus carreras, es esencial que se enfoquen en cultivar relaciones sólidas y busquen activamente oportunidades para aprender y crecer profesionalmente.
«Prosperar no es un estado fijo, sino más bien el despliegue continuo e intencionado (a veces momento a momento) de prácticas. Las organizaciones deben dotar a los líderes y directivos de las habilidades necesarias para liderar de forma consciente e integradora, y deben ayudar a todos los empleados a desarrollar prácticas que inspiren un impacto positivo para sí mismos y para los demás», concluye la experta.
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