Tan malo es discutir a gritos como callar y no defender tus puntos de vista. Aprender a expresar tus ideas con firmeza y respeto es clave para mejorar tus relaciones.
la palabra discutir se asocia con toda una serie de connotaciones negativas. Sin embargo basta con echar un vistazo a su definición en el diccionario para darnos cuenta de que esto ni es, ni tiene porqué ser así. Discutir no es ni más ni menos que tratar algo de manera profunda, exponiendo tus puntos de vista para confrontarlos con los de otra persona. La cuestión es que no sabemos hacerlo sin escalar al conflicto, y es ahí donde llegan los problemas.
Y como frecuentemente somos conscientes de que al exponer pareceres distintos vamos a llegar a pelear con alguien que nos importa, terminamos por llamar, lo cual todavía tiene peores consecuencias. Porque el problema no se resuelve, y además, permanece en tu interior. Como resultado te sientes mal y terminas por albergar resentimiento contra la otra persona o, aún peor, contra ti misma, por no haber sido capaz de expresar tus opiniones.
Sabre defensor tu posición
Una de las razones que pueden llevar a esta renuncia a defender tus puntos de vista es tener un diálogo interno negativo. Si tu autoestima es baja va a ser más complicado que tengas coraje para mantener tu posición. A fin de cuentas, si al mirarte a ti misma no encuentras nada positivo o no te crees merecedora de que nada bueno te pase, ¿Cómo vas a convencer a otros?
En esta situación también es muy probable que seas incapaz de marcar límites, algo que es fundamental para que una discusión se mantenga dentro de un entorno constructivo, Lo importante en definitiva es entender que al defensor lo que piensas no estás agrediendo, solo exponens tu manera de ver las cosas. Y debes asegurarte de que el mismo respeto que tú guardas hacia los demás, se mantiene hacia ti.
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Las claves para hacerlo de forma constructiva
Hay una forma correcta y otra incorrecta de discutir. Habitualmente nos encontramos que discutir es incómodo porque supone no ceder a los deseos de otras personas, pero hay que aprender a gestionar esa incomodidad. Si evitas las conversaciones difíciles nunca vas a ser capaz de tenerlas.
También es importante evitar un tonor acusado. Evita cuanto puedas túy aprende a hablar desde el yo. Nadie puede sentirse molesto porque expresa tus emociones, pero ten mucho cuidado de que éstas se asocien a una actitud, y no a una persona. De otro modo lo más probable es que la conversación se torne en un intercambio de reproches que acabará mal.
En resumen, discutir de forma constructiva es una cuestión que lleva tiempo y cierta habilidad, razón por la que no debes evitar hacerlo. El aprendizaje de cualquier habilidad requiere práctica, y el día que sepas exponer tus opiniones con firmeza pero sin herir ni ofender, habrás dado un gran paso en tu crecimiento personal. Algo que mejorará significativamente la calidad de tus relaciones.
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