Dieta vegetariana y SIBO: ¿Es posible?

En el tratamiento antibiótico comúnmente recetado para tratar el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), se aconseja complementarlo con una dieta que reduzca temporalmente la ingesta de ciertos carbohidratos, conocida como dieta baja en FODMAPs. De esta manera, se disminuye la producción de gases por parte de las bacterias, las cuales están presentes en cantidades superiores a lo normal en esta enfermedad, al descomponer estos nutrientes a través de la fermentación en nuestro intestino.

¿Es posible seguir esta sugerencia en conjunto con una dieta vegetariana? Aunque pueda sorprender debido a la presencia de FODMAPs en muchos alimentos de origen vegetal, la respuesta es afirmativa, siempre y cuando se siga la orientación de un profesional en nutrición y dietética.

FODMAP son las iniciales en inglés que representan oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles, es decir, azúcares altamente fermentables por las bacterias en nuestros intestinos (como la fructosa, sorbitol, lactosa, fructanos, entre otros). Estos componentes están presentes, entre otros, en alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres y cereales, así como en productos lácteos. Sin embargo, no se encuentran en alimentos de origen animal como carnes, pescados, mariscos y huevos.

Por lo tanto, inicialmente puede parecer desafiante conciliar ambas pautas alimentarias. La dietista-nutricionista del centro Júlia Farré, Mariola Jiménez, explica: “En el caso de una persona que lleve una dieta vegetariana o vegana puede parecer complejo encontrar opciones proteicas aptas, ya que precisamente las legumbres, los cereales y los frutos secos tienen cantidades variables de FODMAPs”. Sin embargo, de acuerdo con la especialista, es necesario considerar diversos aspectos.

Para empezar, es importante destacar que, como su nombre indica, la dieta baja en FODMAP es precisamente eso, baja, no exenta de este tipo de carbohidratos; es decir, «se permiten ciertas cantidades». Además, la cantidad de FODMAPs en cada alimento varía considerablemente: «Algunos alimentos contienen cantidades elevadas de uno o varios de estos componentes (por ejemplo, la manzana tiene un alto contenido de fructosa y sorbitol), mientras que otros tienen un contenido más bajo (como el kiwi, que contiene una cantidad reducida de fructosa)», indica Jiménez.

De esta forma, también se considera la cantidad de alimentos consumidos: «No es lo mismo ingerir un plato completo de garbanzos que comer una combinación de arroz, huevo y una porción más reducida de estas legumbres». Por último, la tolerancia individual a cada FODMAP varía: «Algunas personas pueden experimentar una mayor incomodidad con la fructosa que con la lactosa, lo que significa que podrán consumir más frutas, pero deberán limitar más los lácteos que contienen este tipo de azúcar», agrega la experta.

Considerando todos estos factores, si es necesario reducir la ingesta de FODMAPs según la recomendación médica en una dieta vegetariana, Jiménez sugiere priorizar alimentos proteicos de origen vegetal con menor cantidad de estas sustancias, como tofu firme, tempeh, quorn, seitán o incluso suplementos proteicos como los aislados de proteína de soja, guisante o cáñamo en dietas veganas, y huevo o lácteos sin lactosa en dietas ovolactovegetarianas.

También recomienda ajustar los alimentos y las cantidades según la tolerancia individual, como comer porciones más pequeñas de legumbres y combinándolas con cereales como arroz o quinoa, y prestar atención al método de cocción. En todo caso, garantizar el adecuado balance nutricional y el cumplimiento de los requisitos de proteínas es esencial, por lo que se hace imprescindible buscar la orientación de un experto en dietética y nutrición.