Melinda Wenner Moyer
The New York Times /
Llevo dos semanas con una canción de Kacey Musgraves metida en la cabeza y me está volviendo loco. ¿Por qué me pasa esto?
Primero, un poco de tranquilidad: no estás solo. Las investigaciones sugieren que las canciones pegadizas que se te quedan grabadas en la cabeza —lo que coloquialmente se conoce como gusanos auditivos (earworms)— son comunes y pueden ocurrirle a la gente semanalmente o incluso a diario.
“Algunas personas van por ahí con música en la cabeza constantemente”, dijo Ira Hyman, psicólogo que estudia este fenómeno en la Universidad de Western Washington, en el estado de Washington.
Los científicos no acaban de entender por qué es tan difícil librarse de los gusanos auditivos. Pero algunas canciones son más propensas que otras a instalarse en nuestras cabezas. Y la propensión a atraparlas puede depender de lo que hayas escuchado recientemente y de lo que estés haciendo. Esto es lo que sabemos.
¿Qué provoca un gusano auditivo?
Las canciones que se introducen en nuestro cerebro suelen ser las que hemos escuchado recientemente. Callula Killingly, investigadora posdoctoral que estudia los gusanos auditivos en la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, dice que también es posible tener un gusano auditivo después de escuchar una palabra o un sonido, o incluso de vivir una situación, que nos recuerde a una canción.
Tal vez alguien menciona a Madonna, y de pronto te encuentras tarareando Material Girl. O tomas un bocado de linguini que sabe como la pasta que comiste justo antes de un concierto de Taylor Swift y cantas Shake It Off. (Mientras escribía este artículo, no podía dejar de cantar Can’t Get You Out of My Head de Kylie Minogue). No siempre es fácil entender dónde nació el gusano auditivo. A menudo es “difícil saber qué lo originó”, dijo Hyman.
Unas se pegan más que otras
Los estudios sugieren que las canciones con ritmos más rápidos o notas más largas y sostenidas, como I Will Always Love You, de Whitney Houston, tienen más probabilidades de quedarse grabadas en la cabeza.
Cuanto más oímos una canción, más probabilidades tenemos de empezar a cantarla internamente. Así es probable que los omnipresentes memes de Rick Astley que empezaron a finales de los 2000 han hecho que millones tengan Never Gonna Give You Up en bucle en la cabeza.
Sin embargo, según dijo Hyman, las canciones solo suenan cuando se realizan determinadas actividades. En un pequeño estudio con 16 estudiantes universitarios, por ejemplo, los investigadores les hicieron escuchar una canción muy conocida. Al día siguiente, les preguntaron en qué circunstancias les había venido la canción a la cabeza, si acaso lo había hecho. La música aparecía con más frecuencia cuando los participantes realizaban tareas que suelen hacer que la mente divague.
Actividades como caminar, ducharse o fregar los platos, dijo Hyman. Pero las tareas más difíciles, como un rompecabezas o los deberes escolares, también provocan que la mente divague. La razón podría ser que tenemos más espacio en el cerebro para dedicar a los gusanos auditivos cuando no estamos totalmente concentrados en la tarea que tenemos entre manos, como podría decir cualquier estudiante de secundaria que intenta hacer la tarea de matemáticas.
A veces es demasiado fácil crear las condiciones adecuadas para un gusano auditivo, dijo Hyman. Sus colegas se le han acercado al final del día, justo antes de volver a casa en bicicleta, y le han cantado Who Let the Dogs Out para que se le quedara grabada en la cabeza, y ha funcionado.
“Les decía: ‘Dejen de hacer eso, los odio’”, dijo.
¿Cómo me quito una canción?
A veces los gusanos auditivos son muy agradables. Pero otras veces pueden ser muy molestos (te estoy hablando a ti, Rick Astley). Por suerte, los estudios sugieren algunas formas de librarse de ellos.
Mascar chicle puede ser una opción. En un estudio publicado en 2015, los investigadores hicieron que 18 estudiantes universitarios escucharan una canción popular y luego les pidieron que intentaran no pensar en ella durante tres minutos. A la mitad de los participantes se les dio chicle para que lo masticaran “enérgicamente” durante los tres minutos y a la otra mitad no. Los participantes que masticaban chicle tenían menos probabilidades de oír la canción en su cabeza.
Se trata solo de un pequeño estudio, por lo que se necesita más investigación para comprender cómo (o incluso si en verdad) mascar chicle ayuda a eliminar los gusanos auditivos existentes, dijo Emery Schubert, psicólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia. Aun así, hay una explicación que tiene sentido: masticar chicle puede atrapar las regiones cerebrales implicadas en cantar mentalmente las canciones pegadizas, explicó.
Schubert dijo que, dado que los gusanos auditivos tienden a proliferar cuando nuestra mente está desocupada, también puede ser útil ponerse en un estado mental diferente, por ejemplo, entrar en una situación social ligeramente estresante.
“Empieza a hablar con alguien a quien no conozcas muy bien; si ahora yo tuviera un gusano auditivo y hablara contigo, probablemente lo perdería”, dijo Schubert.
Y si tienes un gusano auditivo que te resulta especialmente molesto, siempre puedes intentar sustituirlo por otro más agradable, dijo Hyman. “Ponte una canción diferente en la cabeza. Elige una que no te moleste”.
c.2024 The New York Times Company
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