La forma en que educamos a nuestros hijos impacta profundamente su desarrollo emocional y mental. Un término que ha ganado relevancia en redes sociales, especialmente en TikTok gracias a la psicóloga Kim Sage, es el de «egg shell parent». Este estilo de crianza, también conocido como «paternidad montaña rusa», describe a padres emocionalmente inestables cuya conducta impredecible puede generar un ambiente tóxico en el hogar. ¡Te contamos todo!
Aunque puede no ser intencional, este comportamiento puede tener graves repercusiones en la salud mental de los niñoscreando un ciclo de ansiedad, hipervigilancia y estrés emocional. A continuación, analizamos en detalle cómo identificar a este patrón, sus características principales y cómo evitar que afecte la relación con tus hijos.
La montaña rusa emocional: un hogar sin estabilidad
El término «padre de cáscara de huevo» se refiere a aquellos cuya imprevisibilidad emocional gobierna la dinámica familiar. Pueden comenzar el día con entusiasmo y terminarlo enojados o irascibles sin razón aparente. Esta inestabilidad genera un entorno en el que los niños sienten que deben «caminar sobre cáscaras de huevo» para evitar desencadenar la ira o el mal humor del progenitor.
En estos casos, el bienestar de la familia entera parece depender del estado de ánimo del padre o de la madre. Si el progenitor está contento, todos se sienten en calma; pero si está irritado, el ambiente se vuelve tenso y los niñosen un intento de evitar problemas, ajustan su comportamiento y hasta sus emociones para no «molestar». Este nivel de hipervigilancia puede llevar a una profunda inseguridad emocional.
Relaciones sin límites saludables
Otro rasgo común en este estilo de crianza es la Ausencia de límites claros entre padres e hijos. En lugar de mantener la «verticalidad» natural de la relación (en la que el padre guía y protegido), el progenitor actúa como un igual o incluso como si dependiera emocionalmente del niño.
Un ejemplo típico es compartir detalles inapropiados sobre problemas adultos, como conflictos laborales o de pareja. Esto convierte al hijo en un «terapeuta» o «niño muleta», forzándolo a asumir responsabilidades emocionales que no le corresponden. Esta dinámica no solo es tóxica, sino que también impide que el niño desarrolle una relación sana con sus propios sentimientos.
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¿Cómo evitar ser un «cáscara del padre del huevo»?
Si te identificas con algunos de estos comportamientos, es importante tomar medidas para cambiar:
- Trabaja en tu regulación emocional: Practica técnicas como la meditación, la terapia o ejercicios de respiración para manejar el estrés antes de interactuar con tus hijos.
- Establece límites claros: Respeta el rol de tus hijos como niños y evita proyectar en ellos tus problemas de adulto.
- Asume la responsabilidad de tus acciones.: Reconoce tus errores y pide disculpas cuando sea necesario. Este acto enseña a tus hijos que todos somos humanos y que es válido corregir nuestros comportamientos.
- Busca apoyo profesional: Si sientes que no puedes manejar tus emociones por tu cuenta, considera acudir a un psicólogo o terapeuta familiar.
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