Un bebé que esté demasiado expuesto a estímulos puede sufrir consecuencias nefastas en su desarrollo
Es importante estimular a los bebés, pero es igualmente necesario no caer en la sobreestimulaión. Ésta se produce cuando un bebé recibe demasiada exposición sensorial, como pueden ser por ejemplo los juguetes excesivamente ruidosos o estimulaciones visuales demasiado intensas.
Detectar si tu bebé está sobreestimulado puede ser un desafío, pero hay algunas señales que podrían indicar que está experimentando demasiados estímulos.
Aquí hay algunas señales comunes de sobreestimulación en los bebés:
- Irritabilidad y llanto inconsolable: Si tu bebé está más irritable de lo habitual y llora sin razón aparente, podría ser una señal de que ha tenido demasiados estímulos. El llanto constante y una mayor dificultad para consolar al bebé son signos claro de irritabilidad provocada por la sobreestimación.
- Dificultad para dormir: A menudo esta agitación y excitación constante afecta el sueño de los bebés. Si notas que tu bebé tiene dificultades para conciliar el sueño o mantenerse dormido, podría ser un indicio.
- Inquietud: Un bebé sobreestimulado puede volverse inquieto y tener problemas para calmarse.
- Evitar el contacto visual: Algunos bebés, en estas situaciones de estrés, pueden evitar el contacto visual y parecer desconectados. La fatiga ocular puede causar la mirada perdida.
- Cambios en la alimentación: El exceso de estímulos también puede afectar los patrones de alimentación de un bebé. Podría mostrar desinterés por la alimentación o debido a que está muy distraído o agitado. Por el contrario, también es posible que muestre una mayor necesidad de succionar.
- Resistencia a la estimulación adicional: Si notas que tu bebé parece resistirse a más interacción o actividades, puede ser una señal de que ya ha tenido suficiente.
Juego y descanso han de ser equilibrados
A parte de la irritabilidad, podemos encontrar otras consecuencias negativas sobre la capacidad de concentración. El desarrollo emocional y cognitivo también puede verse afectados. A largo plazo se puede traducir en problemas de atención y dificultades para expresar sus emociones. El trabajo de los padres consiste en reconocer la diferencia entre estimular o sobreestimular, ya que una estimulación moderada ayuda al bebé a aprender a concentrarse. Los mejores momentos para jugar con los bebés, según los pediatras, son al despertarse y antes de la comida. Es importante saber detectar los signos individuales de sobreestimación para poder mantener un equilibrio y favorecer el bienestar mental y físico.
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Si sospechas que tu bebé está experimentando sobreestimulación trata de recudir los estímulos: apaga luces brillantes, reduce el brillo y el ruido, elimina juguetes y elementos visuales que puedan resultar abrumadores. Intenta mantener una rutina y evita sesiones de juego demasiado prolongadas que permitan la alternancia con períodos de descanso y actividades más calmadas como cantar, leer o disfrutar de un momento tranquilo juntos.
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