No siempre es fácil distinguir si la ansiedad que se experimenta entra dentro de lo razonable o es producto de un trastorno. Te contamos cómo puedes diferenciar ambas situaciones.
Tener cierto grado de ansiedad entra dentro de lo normal. Hay multitud de situaciones que nos la generan al ser inciertas o al enfrentarnos a lo desconocido. El problema viene cuando esta ansiedad se generaliza, está presente de forma constante en nuestras vidas y nos imposibilita llevar una vida sin sufrimiento. Pero la línea entre una situación y otra no siempre está claramente definida, por lo que no es fácil saber si la ansiedad que experimentas es razonable o entra en la categoría de trastorno.
En parte, es así porque los síntomas no se diferencian demasiado. ¿Cómo podemos saber entonces cuándo necesitamos buscar ayuda? Empecemos en primer lugar por definir qué es el trastorno de ansiedad y posteriormente veremos qué criterios se utilizan para diagnosticarlo.
Qué es el trastorno de ansiedad
La principal característica del trastorno de ansiedad es que aparecen una serie de emociones desagradables y síntomas a nivel físico como consecuencia de la certeza de un perjuicio o adversidad que tendrá lugar en el futuro. Desde una perspectiva puramente racional, esto es algo que no tiene sentido alguno, ya que nadie tiene la capacidad de saber lo que va a ocurrir. Si bien es cierto que cualquier situación puede desembocar en un final poco agradable, no es lógico pensar que siempre vaya a suceder así.
Sin embargo, quienes sufren trastorno de ansiedad experimentan síntomas como agobio, bloqueo, dificultad para respirar, opresión en el pecho y problemas para concentrarse. También pasan horas dándole vueltas a las mismas ideas catastróficas que creen que les sucederán, lo que altera su percepción de la realidad.
Cómo distinguirlo de la ansiedad normal
La forma de saber si el nivel de ansiedad que se experimenta entra dentro de lo razonable o si supone un trastorno que necesita tratamiento viene dado por el tipo de situación que lo genera y por la acumulación de síntomas en un determinado período de tiempo. Si la situación que produce estos efectos en una persona no los produciría en la mayoría de las personas, podemos entender que no es un nivel normal.
Finalmente, si hay una incapacidad manifiesta para gestionar la preocupación, una situación de nerviosismo, irritabilidad, tensión muscular o dificultad para conciliar el sueño de forma frecuente durante al menos 6 meses, es señal de que la ansiedad se ha convertido en algo más que circunstancial, y es necesario trabajar sobre los factores internos que la ocasionan.
No es necesario que todos estos síntomas estén presentes al mismo tiempo. Con que tres o más de esos síntomas se presenten de manera recurrente y sostenida en el tiempo, e impidan tomar acción, habrá que entender que nos enfrentamos a un trastorno de ansiedad y buscar ayuda para solucionar el problema.
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