La gripe está aquí como cada año, pero ya nuestras abuelas conocían modos de hacer más leves sus síntomas. Recordamos algunos de ellos.
El invierno suele traer aparejado una mayor incidencia de casos de gripe. Y aunque la gripe es una de esas enfermedades en las que solo nos queda abrigarnos y sufrirla con la mayor paciencia posible, no hay ningún motivo para no intentar minimizar sus síntomas.
Ni siquiera los medicamentos son capaces de reducir el tiempo que nuestro cuerpo necesita para combatirla, con lo que los remedios caseros tampoco lo harán. Pero sí que pueden ayudar a que la tos, la fiebre y las molestias asociadas, sean de menor magnitud. Por eso hoy vamos a hacer, a modo de recordatorio, una recopilación de “remedios de la abuela” para hacer frente a la gripe que cada año nos visita. Ojalá que no tengas que echar mano de ninguno, pero no está de más conocerlos.
Alimentos y bebidas
Las propiedades de algunos alimentos y bebidas pueden tener un efecto beneficioso en este sentido. El ajo, por ejemplo, tiene propiedades antivirales y antibacterianas, mientras los cítricos como la naranja o el limón aportan una gran cantidad de vitamina C. Las infusiones como la menta, la manzanilla o el jengibre también pueden conseguir que los síntomas bajen de intensidad, y si además se le añade a cualquiera de estas bebidas calientes miel y limón, la tos y el dolor de garganta pueden encontrar alivio.
Otro clásico que las abuelas ya recomendaban y sigue siendo eficaz es la sopa de pollo. Además de los nutrientes que contiene contribuye a la hidratación del organismo, un aspecto muy importante cuando se trata de combatir los síntomas de la gripe, porque los líquidos permiten que las vías respiratorias y la garganta mantengan su humedad. Además, la fiebre puede provocar deshidratación.
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Otros remedios que también funcionan
Otras molestias que acompañan a la gripe están relacionadas con la dificultad para respirar con normalidad. Esta congestión se puede combatir aumentando la humedad del ambiente con un humidificador, o como se hacía en los viejos tiempos, con inhalaciones de vapor con eucalipto, que ayudan a liberar las fosas nasales.
Los baños tibios y el reposo son otras de las fórmulas para ayudarnos a que este mal rato que produce la gripe sea más llevadero. Por un lado suponen un alivio de los dolores musculares y la fiebre, y por otro, permiten al cuerpo recuperarse del gran gasto de energía que le supone luchar contra la enfermedad.
En definitiva, que lo que hace un siglo se empleaba para combatir los síntomas de la gripe, sigue teniendo vigencia. Si éstos no son de gran intensidad, puedes probar con los antiguos remedios, pero no dejes de visitar al médico por si acaso.
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