noviembre 23, 2024

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Araceli González: Pandemia y Política

Araceli González: Pandemia y Política
Un año más está por concluir, un año en el que los titulares en todos los medios de comunicación en el mundo han estado dominados por un tema: El Covid-19. Muchos recordamos cómo empezó a difundirse la aparición, en diciembre del 2019 en la ciudad china de Wuhan de un nuevo virus que pronto fue…

Un año más está por concluir, un año en el que los titulares en todos los medios de comunicación en el mundo han estado dominados por un tema: El Covid-19. Muchos recordamos cómo empezó a difundirse la aparición, en diciembre del 2019 en la ciudad china de Wuhan de un nuevo virus que pronto fue llamado SARS-CoV-2, mismo que en menos de 3 meses ya se había propagado de manera acelerada prácticamente a todo el mundo, lo que condujo a confinamientos y distintas medidas para su control o al menos contención mismas que al día de hoy siguen aplicándose.

La pandemia nos tomó por sorpresa, hemos sido testigos de toda una serie de decisiones políticas, las más de las veces erráticas en muchos países incluidos México cuyos efectos aún no se han dimensionado a cabalidad.

La pandemia por Covid-19 apareció en un momento en el que aparentemente estaban consolidadas las tesis triunfalistas del orden liberal, democrático y de mercado en el que la globalización fungía como la mega tendencia dominante y en la que el tránsito mundial de personas, mercancías, flujos financieros, parecían no tener obstáculos. Tesis como las de Kenichi Ohmae respecto al fin del Estado nación parecían estar totalmente demostradas por la lógica mundial. La idea de menos Estado y más mercado aparentemente había triunfado, no obstante, la pandemia vino a demostrar precisamente lo contrario y el reposicionamiento de los estados ha sido contundente.

Los Estados han asumido un control férreo de todas las actividades de la sociedad. En muchos países se han establecido toques de queda, diversos mandatarios gobiernan por decreto, las autoridades médicas se han sobrepuesto incluso a los marcos constitucionales legal y legítimamente establecidos. En algunos países se empezó a gobernar como si estuviésemos en un estado de excepción en que los derechos humanos, las libertades individuales, y otros valores de las democracias liberales occidentales quedaban en entredicho. Todo a nombre de la salud.

La salud se ha convertido en un tema de seguridad nacional que ha llevado al cierre de fronteras, al confinamiento, a la llamada “sana distancia”, al trabajo remoto, la educación virtual, y paulatinamente a un proceso sistemático de vacunación obligatorio en algunos países y en otros cuasi obligatorio propiciando una división de la sociedad entre los que están vacunados y los que no lo están. Si estás vacunado puedes acceder a las escuelas, cines, teatros, restaurantes en tanto que si no se está vacunado uno es excluido y discriminado de manera continua.

Desde la variante Alpha, pasando por la Beta, Delta hasta llegar a la Ómicron las autoridades de todos los países guiadas en gran medida por la Organización Mundial de la Salud han establecido toda una serie de protocolos y nuevas políticas restrictivas que no han hecho sino fortalecer de una manera poco observada en las últimas décadas al Estado. Ese Estado nación cuya muerte se había anunciado, hoy ha revivido con una fuerza poco imaginable hace apenas un lustro.

Hoy en muchos países incluido México se anuncia una cuarta ola, parece que iniciamos el 2022 con la amenaza de un riesgo potencial mayor derivada de la nueva cepa Ómicron.

¿De qué tamaño real es la pandemia? ¿por qué los gobiernos se empeñan en manejar de manera discrecional los datos en torno a ésta? ¿por qué algunos países han logrado inocular a más del 70% de su población y muchos otros no han podido alcanzar ni el 5%?

Cada vez más los mapas y semáforos del coronavirus resultan dudosos, México es un buen ejemplo, mientras las autoridades mexicanas nos dicen que al día de hoy el país está con 28 entidades federativas en color verde y sólo cuatro en amarillo no habiendo ningún en rojo ni en naranja, los semáforos epidemiológicos mundiales, los de la Unión Europea, así como los indicadores de la Organización Mundial de la Salud ubican a nuestro país en color naranja y rojo.

Además, las medidas de contención y prevención son muy disímbolas. Mientras algunos países europeos y otros como Estados Unidos han decidido vacunar a sus niños menores de 12 años, México ha anunciado que esto no se llevará acabo. En días recientes estados como Nuevo León han anunciado la llegada de la cuarta ola de la pandemia en la entidad toda vez que en voz de su secretaria de salud Alma Rosa Marroquín se han reportado 260 contagios nuevos y una defunción… después de casi dos años de pandemia, y de confinamiento, es importante que separemos la política de la salud, que se asuma con compromiso y responsabilidad su manejo y gestión. Acaso 260 contagios en una población de más de 5,7 millones de habitantes justifican alertar y alarmar a una sociedad ya exhausta. Desde lo global hasta lo local se requiere redimensionar esta pandemia, los costos ya han sido muchos y si se sigue manejando como un botín de políticos, los impactos no sólo económicos sino sociales, psicológicos y humanos podrán ser irreparables.

La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.

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